Nuestro encuentro se dio hace como 2 años, en un chat llamado Red Planeta. Cuando me dijo que era peruano pensé en bloquearlo, porque había tenido malas experiencias con otros de sus paisanos. Sin embargo, decidí olvidar los prejuicios y desde nuestra primera conversación, supe que seria una amistad para toda la vida… y no me equivoqué.
Nunca había conocido a alguien tan dulce, simpático, inteligente, talentoso y buena gente como el… Además de chatear, hablábamos por teléfono y como viajar era uno de sus grandes hobbies, tuve que comprometerme a ser su guía turística cuando viniera a visitarme.
Lamentablemente, meses antes de cumplir sus 30 años, le diagnosticaron un tumor maligno en la cabeza, que en menos de un año y después de varias sesiones de quimio, terminé acabando con su vida, semanas después de su cumpleaños.
Todos los que lo conocimos coincidimos en que Michel era de esas personas que todos llamamos “un alma de Dios”; alguien que te caía bien desde el primer momento, que se daba a querer con su sencillez, y sobre todo que te llenaba de felicidad con solo regalarte su bellísima sonrisa.
Hoy, aunque ya no podrá sentarse frente a su computador a leer estas líneas, quiero darle las gracias por regalarme su amistad, por enseñarme que no debemos juzgar a los demás, por las experiencias pasadas y sobre todo, por demostrarme una vez más que la verdadera amistad no tiene nacionalidades, distancias, ni fronteras.
Desde ese paraíso donde estas, gracias Mich… Te quiero mucho y siempre te recordaré.